IGNACIO VILLA, EN LA BOCA DEL LOBO

Estoy hablando, obviamente, del trato al que está sometido Ignacio Villa en el programa de TVE "59 segundos". El director de Informativos de COPE acude de vez en cuando a una tertulia en la cual no es el bienvenido. Pero hay que empezar por el principio, valga la redundancia. La izquierda nos quiere vender que debates como estos eran imposibles cuando estaban en activo Urdaci y Aznar. Tengo que reconocer que no, afortunadamente. Nos venden que este programa es un reflejo de pluralidad y de tolerancia. Nada más lejos de la realidad. Mamen Mendizábal, la presentadora, llega directamente del grupo Prisa, donde tiene ya una experiencia dilatada pese a su juventud. No es, por lo tanto, la más indicada para llevar las riendas de esta mesa redonda. Ni por edad, y aún mucho menos por afinidades políticas. Y eso que el programa es en diferido, porque no veo cómo hubiese podido dominar a sus invitados con la presión del directo.
Pero lo más grave es de lejos la falta de equilibrio entre fuerzas e ideas políticas. Gente moderada de El Mundo o incisiva pero respetuosa de COPE se ve enfrentada a verdaderos defensores de ese sectarismo que tanto abunda en la izquierda española. Carlos Carnicero, Margarita Sáenz-Díez o Enric Sopena son solo algunos ejemplos, y no los menos comprometidos con la "causa común", de ese periodismo barriobajero que tanto daño hace a España. Todos trabajan para el maestro Polanco y su aliado ZP sin contemplaciones hacia el centro-derecha español (10 millones de votantes). La mentira y la manipulación están a la orden del día, así como el odio al adversario. Porque odian los medios liberales, los odian y los envidian. Si no fuera por vergüenza, invitarían al propio Jesús de Polanco a apoyar a sus tropas. Enfrente tenemos a columnistas de ABC o La Razón que deben de figurar, por sus tibios discursos, en el ala menos comprometida de sus diarios. La elección no es casual. Como tampoco lo es la de Antón Losada, de la SER. Este gallego prisaico, otro más, es un nacionalista convencido y exaltado obsesionado con José María Aznar y ferviente defensor del plan Ibarretxe, del pacto de Estella o del diálogo con los pistoleros de la ETA. Semejante actitud es amenizada por la "carnicería" de turno con una única máxima: Aznar es el culpable de todos los males del mundo. Algún que otro invitado es más ecuánime en sus juicios, pero apenas entra al trapo debido al hecho de que las hienas del PRISOE monopolizan la contienda con el beneplácito de Mamen. Y digo contienda, porque no es la primera vez que el director de El mundo o Ignacio Villa se ven obligados a alzar la voz ante unos disparates que la gente escucha en sus casas. ¿Ése es el pluralismo? ¿El ataque sectario de un medio periodístico en mayoría abonado a la mentira y al rencor acompañado por los sumisos socialistas? Pues menudo talante. Y menuda tomadura de pelo.
Es en los peores momentos que vemos al mejor Ignacio. No cabe duda. Cuando los ataques a la Conferencia Episcopal y a la Iglesia en general (referente para una aplastante mayoría de españoles) son sencillamente inaceptables, don Ignacio está ahí para dejar en evidencia al partidismo más desvergonzado. Carnicero y Sopena "salieron escaldados" en más de una ocasión cuando su ira traspasó los límites de la educación. El gran enemigo de PRISA y del PSOE en el plató, salvo aportaciones de Pedro J. o de algún miembro del PP, tiene un nombre: Ignacio Villa. Al quedarse sin argumentos, insultan a "tu jefe Rouco, (ahora Blázquez)" o a "tu amigo Losantos". La pertinaz respuesta de Villa siempre está acompañada de una lacónica sonrisa que termina de desquiciar a sus oponentes. Lo vimos claramente en los sofocones de Moratinos o de Carnicero. Mención especial se merece Trinidad Jiménez. La socialista, no pudiendo rivalizar con ningún miembro de la oposición por su ineficacia y candidez pasmosa, tildó literalmente a Villa de personaje "insoportable".
Insoportable sería que los valores de la derecha española (centro reformista, centro-derecha o como le queramos llamar) no fuesen defendidos contundentemente en la televisión pública, dejándoles a los medios polanquistas y zapateriles la manipulación que tanto desean y sin oponer resistencia. A pesar de que lo neutral brilla por su ausencia, Ignacio Villa se defiende y derrota valientemente a quién pretenda tergiversar la historia más reciente de España. Y también la menos reciente. Asustado por si Carmen Caffarel se cansa del "díscolo" Villa y nos priva de una oposición firme e inteligente (supongo que se estarán tirando de los pelos en TVE por haberlo invitado la primera vez), aprovecho este momento para felicitar a un periodista preocupado por el devenir de España y por la verdad. Sería injusto si no reconociera también su encomiable tarea al frente de Radio Cope, marcando la línea editorial, en estos días frenéticos debido a los importantes acontecimientos vividos en el Vaticano y el feliz nombramiento del Papa Benedicto XVI. Enhorabuena por ser profesional ante todo. Si a eso le sumamos una valentía con escasos precedentes y un esfuerzo continuo por transformar una minoría en mayoría, no nos queda más que animar a Ignacio Villa a seguir como hasta ahora. Somos muchos los que nos sentimos representados por sus ideas.
19 comentarios
pere -
juas me parto con vosotros -
maria esperanza rodg.p.asturias -
Dios -
ODIN -
Juan -
CICERON -
Juan -
David -
No entiendo muy bien lo que quiere expresar. Puede aclararmelo?
Dorotea -
David -
RAMIRO -
Anónimo -
Villasuso -
Pero si bien esto es cierto, no es menos cierto que hasta esta temporada televisiva, no existía en la televisión ni un sólo programa en horario de audiencia que difundiera debates o tertulias políticas. Por consiguiente, no sé de qué se vienen quejando los sectores conservadores de la sociedad... ¿de tener un solo representante en los programas de la televisión pública? Durante la época criptonazi aznarista los socialistas no tenían ni eso. Nadie representaba a "la otra mitad de España" y eso que a estos ciudadanos bien se les escuchaba expresarse en las calles mediante el lícito uso que hacían de las manifestaciones. Aunque luego no se les hiciera demasiado caso.
Villasuso -
Es cierto que 59 seg. es un programa de debates de baja calidad. Puede envidiar en cualquier nivel a los programas de muchos países (BBC, RAI, etc.) Se limita a ser un programa de debates partidista y no de búsqueda de la verdad. Los tertulianos mantienen luchas dialécticas sólo en favor de sus propias ideas políticas en lugar de complementarse para extraer conclusiones positivas.
Por otra parte, tampoco tenemos en nuestras cadenas debates serios entre los líderes de los partidos políticos. No hay ningún cara a cara que enfrente a Rajoy y Zapatero durante la temporada en que no hay campaña electoral. Y aun en alguna campaña nos quedamos sin ver estos debates. Es un aspecto que roza lo antidemocrático.
Edu -
Kímiko MC -
Edu -
Creo que si bien la presencia de Villa es uno de los pocos alicientes para escuchar el debate, por otra parte hay una ausencia injustificada. Hay una persona que dinamizaría el debate de un modo magistral, podría resultar tan aplastante que ahora más que nunca hasta la clásica configuración cinco contra uno se revelaría escasa. Por un doble motivo este personaje debería haber pisado el plató: porque es una referencia de la derecha española que está constantemente en boca de los conterturlios y hasta el programa emite fragmentos de vídeo de sus discursos radiofónicos y también porque el mismo se mostró favorable a acudir al debate. A estas alturas todos saben a quien me refiero: a Don Federico Jiménez Losantos. TVE no lo llama. No hace falta explicar el porqué.
Edu -